MITOS O LEYENDAS
El es un relato de hechos
maravillosos protagonizado por personajes sobrenaturales (dioses, semidioses,
monstruos) o extraordinarios (héroes). En cambio, la leyenda, es una narración
tradicional o colección de narraciones relacionadas entre sí de hechos
imaginarios pero que se consideran reales.
El Fantasma De La Garita.
Esta es una historia del municipio de villa caro donde se
cuenta que un día un señor llamado José de la cruz. eran las 5 de la tarde era
un día muy nublado como con ganas de llover el paso el puente de la garita
después de que lo paso sintió un escalofrío en todo el cuerpo. iba frente a las
viejas paredes de la vieja casa de la garita. Allí encontró una mujer parada
esperando quien sabe que él le habló pero ella no respondía nada. y cuando
voltio se asustó mucho al verla. era un monstruo sin nariz sin boca, sin ojos
se dice que este fantasma se aparecía haya en la garita a las personas.
LA LLORONA
Entre los cafetales y los yarumos, en las noches de luna
llena, se escucha el grito de la Llorona. De rostro cadavérico, cubierta de
harapos pringados por la lluvia y el sol, la Llorona alguna vez fue una mujer
hermosa de ojos audaces que enloquecía a los hombres de los pueblos con su
cuerpo de acróbata del placer. Ahora, desprovista de esplendor, deambula sin
sosiego por las veredas, atormentada por la culpa del crimen y los delirios de
una madre que cree llevar entre los brazos a un niño imposible.
Plañidera, diosa de los tábanos y el desconsuelo, la
Llorona; como algunas aves de la espesura, jamás cesa en su canto fúnebre,
aunque, intente olvidarlo atraída por el silencio de las cañadas, por el tejido
invisible de las mariposas en el aire de los ríos. Algunas noches, incluso lo
intenta, rodando las ventanas de las aldeas. Allí se detiene, perdida en el
dolor y la sombra, mientras escucha las guitarras, las voces que con aroma de
aguardiente y tabaco ahuyentaban el alba.
Dama de hiel, vagabunda del alarido, la Llorona tiene
cualidad de espejismo. Algunos, la han contemplado con el lamento infanticida,
bella como antes del maleficio. Otros, con el rostro de calavera, los ojos
ardientes, el pelo alborotado y el quejido que sacude la montaña.
Cualquiera que sea la aparición, nadie desea ver a la
Llorona. Basta con reconocer el olor, el grito desesperado, para saber que algo
terrible se esconde en la maleza.
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